Egipcio. Siglo III.
Plotino decia que lo que existe es: el Uno (la Primera Fuente), el nous (la Fuente de Inteligencia) y el alma de cada uno de los seres individuales.
El Uno o Primera Fuente es indescriptible, ya
que es la unidad, lo más grande, hasta tal punto que a veces le denomina
el propio autor como Dios, único, infinito.
Como principio y última realidad, esta absoluta
trascendencia hace que no existan términos para referirla. Se trata
entonces de la Unidad que funda la existencia de todas las cosas; este es
el centro de toda su doctrina.
El Uno está más allá del Ser y, por lo
tanto, no hay ninguna definición que describa positivamente al Uno y
opta por la vía negativa. Elude su comprensión porque la considera
imposible según la modalidad humana de conocer.
La siguiente realidad o hipóstasis es el nous (la Fuente de Inteligencia). La explicación del "nous" por
Plotino parte de la semejanza entre el Sol y la Luz. El
Uno sería como el Sol y la Luz como el nous. La función del nous como
luz es la de que el Uno pueda verse a sí mismo, pero como es imagen del
Uno, es la puerta por la que nosotros podemos ver al Uno.
El "nous" se puede, y muy probablemente se debe, entender como "la
inteligencia abstracta". El "nous" procede de "lo Uno"; se escurre, se irradia; es como "el despliegue de un círculo a partir de
su centro".
La tercera realidad o hipóstasis es el alma, la cual es
de naturaleza doble. En un extremo está ligada al nous y tira de él. En
el otro extremo se asocia con el mundo de los sentidos, del cual es plasmadora.
Por tanto Plotino considera a la
Naturaleza como el resultado de una proceso que va "hacia abajo" desde
el alma.
Sobre la inmortalidad, Plotino adopta el criterio expuesto en el Fedón. El alma del hombre es una esencia, y como tal es inmortal, pero afirma que tiende a fundirse con el nous y por consiguiente pierde su personalidad.
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